EL
AUTOR
Ejerce el periodismo desde
1986, graduado en el Colegio Universitario de Periodismo “Obispo Trejo y
Sanabria” de Córdoba Capital y Locutor Nacional por el ISER (Instituto Superior
de Enseñanza Radiofónica) MP 5810. Actualmente vive en la ciudad Autónoma de
Buenos Aires y se desempeña como periodista corresponsal para la Universidad
Nacional de Villa María (Córdoba).
Además es docente, siendo
Profesor Adjunto de los espacios curriculares: Radio III y Taller de Oratoria
en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).
Profesor de la carrera Locución Nacional en la
Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM- ISER) hasta 2016, ocupando el cargo
titular en las cátedras de: Interpretación, Práctica Integral de TV 1 y 3 y
Práctica Integral de Radio II.
Actualmente conduce el ciclo
de entrevistas con invitados “LA
CONVERSACIÓN CON JAVIER ARENAS BELLA” por el aire de la Radio Pública de
UNDAV Medios, junto a un destacado equipo de profesionales que coordina Mario
Giorgi Director de la emisora y el Ing. Jorge Calzoni, Rector de la Universidad
Nacional de Avellaneda .
A raíz de acontecimientos
personales que le tocó vivir, se volcó a la literatura, donde encontró la
posibilidad de exorcizar el pasado y desarrollar sus inquietudes hacia la
poesía.
Confeso admirador de Federico García Lorca ,
Alejandra Pizarnik, Antonio Porchia, Sor Juana
Inés de la Cruz,, Octavio Paz y Oliverio Girondo.
En 2017 bajo la tutela de su
profesora y amiga Susana Zazzetti, una de las plumas más destacadas de la
ciudad Villa María (Córdoba) publicó su primer poemario “Ser de Nadie” (el Dios
que yo perdí) con una reciente segunda edición de la mano de TAHIEL EDICIONES .
PRÓLOGO
DEL LIBRO “MI VOZ EN LA TEMPESTAD”
¿ Con qué palabra se nombra
el vuelo de un águila o la sombra del deseo? . No lo sé. Lo ignoro. En cambio,
sí sé que vocablo usar para definir a una persona que escribe y, al hacerlo,
entrega imágenes espontáneas, vivientes, que se refugian detrás de los párpados
del lector y son mojados estallidos prontos a salir. ¿ La palabra en la que
pienso? Sí. Es: Poeta.
Y este hombre, entregado al
mar de las emociones, lo es. Lo es por derecho propio y por derecho adquirido
con el esfuerzo y la convicción de lo posible, a pesar de malos vientos
refugiados en sus noches.
En Javier Arenas Bella, en
el hombre y en el poeta, imprevistamente las palabras lo buscan, lo rondan, él
le abre sus brazos porque son cordeles que se conectan como cuerpos ardientes,
siempre alertas ante la frágil posibilidad del dolor y su existencia.
Entonces las heridas
aparecen y es el poema el que las sutura y le permite ver, otra vez, lilas azules y campos verdes y nuevos.
En este segundo libro: “Mi voz en la tempestad”, hay un tiempo
de Dios adentro del cuerpo, en la esquina sur de su corazón, donde el poeta
encuentra una mágica reconciliación con su fe, necesaria reconciliación también
con el presente. Un acercamiento, como
él dice: “ de la vida/ a la muerte/ que
me persigue/ y no me alcanza”, pese al dolor expresado en los versos que
inician este poemario:“Dime por qué y
hasta/ cuándo/ soportará mi débil cuerpo/esta angustia que oprime./ Llantos que
no encuentran/consuelo./ Tantas incertidumbres
que
van/ apagándome/ soplos,/ como una nube
negra/quema persigue y se encapricha/ en opacar/esta tenue luz/ que vislumbro.”
Y es Javier, en un ritual de alumbramiento,
suspenso entre el mínimo sosiego y la
máxima desazón. Y el poeta inclina su decir, se inclina ante esta necesidad de renacer, porque encontró
una forma, un afluente, un estilo que le permiten su propio despojamiento.
Como vasos que crujen en la
noche, dieciocho poemas de esta obra,
suenan con ternura, caminan por tierra fangosa buscando terreno firme. De pronto, el lenguaje es para él un lugar,
un gesto, una mirada, un puente, heridas que buscan escribir su propia
historia, estar o no, como exilio del sufrimiento o como reparación de su
vértigo y vigilia.
El poeta va tejiendo la
finitud y el sufrimiento tras el eco de lo vivido, y para ello usa la
esencialidad de la palabra, el verso sin ataduras, poseso de la libertad, el
concepto tajante, la estructura deseada. Asimetrías necesarias para esta
creación escrita a golpes de latidos.
Sin enmascaramientos, este
confesionalismo tembloroso, lo es también puro, es el empujón que deja una
ventana abierta para
la salida del desgarramiento
y el silencio, para que este libro que se entrega a todos, sea, según Nicolás
Guillén, “una paloma de vuelo popular” que marca como el estallido de un relámpago
en las venas cuando sucede el poema.
Susana
Zazzetti
Escritora
- Prologuista
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