Elena de a ratos, obra escrita y dirigida por Juan Azar, evoca a un teatro de marionetas en escala real donde seres mitad humanos mitad no, representan en forma simbólica un melodrama sobrenatural. Es como si el espectador viera con una lupa el carrete de un film. Cientos de fotos concatenadas en una coreografía sin fisuras y es sobre ese hilván de "fotogramas" que los textos se trenzan dando un efecto tan falso como conmovedor.
Elena de a ratos es una obra de cuatro personajes para tres actores. El espíritu de Elena es representado intermitentemente por dos de ellos, quienes también hacen de Hilda y Claudio. Esto da además un efecto sobrenatural ya que la apariencia de Elena es a veces la propia y otras la del cuerpo que habita momentáneamente.
El único elemento escenográfico (además de dos sillas) es un marco móvil que sirve de soporte a un telón. Este, hace las veces de cambiador de ropas donde se sucede la transformación de la medium. También enmarca diferentes cuadros, como el interior de un auto, puerta y pared de la habitación de la protagonista. La puesta es tan minimalista, que invita al espectador a estar activo, estimulando su imaginación e invitándolo a multiplicar sentidos sobre la trama de la obra.
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