La montaña como protagonista
La co-producción entre Folck Producciones y Buena Productora volvió a elevar la vara. El escenario minimalista, con las formaciones rocosas como protagonistas absolutas, ya anticipaba que algo especial estaba por suceder. Todo el diseño estuvo planteado para crecer de menos a más en cada jornada, construyendo un relato técnico que se desplegaba en capas.
Con la caída de la noche, el primer gran salto de producción se hizo evidente: un show de rayos láser —los más potentes del país— comenzó a dibujar el cielo de Potrerillos. Levantar la mirada y ver esas serpentinas de luz, sin inicio ni fin, proyectándose sobre la montaña generó una sensación de inmensidad casi irreal, reafirmando el carácter inmersivo que define a Sunsetstrip.
Minutos más tarde llegó el segundo punto de quiebre. Dos grúas emergieron detrás del escenario sosteniendo un aro de luz móvil de más de 12 metros de diámetro, suspendido a 45 metros de altura. Este factor sorpresa dio identidad propia a cada noche: su performance fue diseñada especialmente para cada show, con movimientos no sólo verticales, sino también traslaciones en múltiples ejes.
Una vez en acción, este anillo lumínico captó la atención de todos hasta el último minuto. Un espectáculo perfectamente sincronizado con la música, la narrativa visual y la puesta general, creando un relato completo y coherente.
Sin dudas, el despliegue sensorial potenció —como cada año— la esencia misma de la experiencia Sunsetstrip
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